Tatanka
- John Carrillo Diaz

- 12 oct
- 2 Min. de lectura

Tatanka es una palabra del idioma lakota, una lengua perteneciente a los pueblos indígenas sioux de América del Norte. En esta lengua, tatanka significa literalmente “bisonte”, el majestuoso animal que alguna vez recorrió en manadas incontables las Grandes Llanuras del continente.
Para los pueblos lakota, dakota y nakota, el tatanka no era simplemente un animal: representaba la vida misma. Su nombre, cargado de fuerza sonora y espiritual, ha sido preservado por generaciones como símbolo de respeto hacia el ser que les daba sustento, abrigo y guía espiritual.

El bisonte americano al que se refiere el término tatanka es una criatura imponente: puede medir más de dos metros de largo, pesar hasta una tonelada y correr a velocidades sorprendentes, a pesar de su tamaño. Su figura sigue siendo venerada por muchas culturas originarias como símbolo de abundancia, conexión con la Tierra y memoria viva de un tiempo en armonía con lo salvaje.
En el continente donde se ubica el Principado de Úvendor, el Tatanka es el único bovino conocido, una criatura robusta y ancestral que desempeña un papel crucial en la vida cotidiana de sus habitantes.
Adaptado a los vastos valles cenagosos y caminos montañosos del territorio uvendoriano, este animal es valorado tanto por su fuerza colosal como por su resistencia inquebrantable. Lejos de ser una simple bestia de carga, el Tatanka forma parte del paisaje cultural y económico del principado, siendo fundamental para las labores agrícolas, el transporte de mercancías y los desplazamientos entre regiones.
En Úvendor, el Tatanka es comúnmente utilizado para arar los campos, transportar cosechas y tirar de caravanas y carruajes que cruzan las rutas comerciales del principado. Las caravanas de los mercaderes y los convoyes de la Hermandad ancestral no podrían existir sin ellos, pues son los únicos animales capaces de soportar largas travesías por terrenos difíciles, manteniendo el equilibrio entre carga y velocidad. Por ello, su cuidado es parte esencial de la vida campesina y viajera, y muchas familias los crían con un respeto casi ceremonial.
El Tatanka uvendoriano está inspirado en una especie extinta del mundo real: el Bison latifrons, también conocido como el bisonte de cuernos anchos, que habitó América del Norte durante el Pleistoceno. Esta criatura prehistórica era más grande que cualquier bisonte moderno, alcanzando hasta 2.5 metros de altura en la cruz y pesando más de 2.000 kilogramos. Sus cuernos, que podían medir hasta 2 metros de punta a punta, lo convertían en una presencia imponente.
En Úvendor, los tatankas heredan esa monumentalidad: son animales de gran tamaño, con una joroba musculosa y cuernos curvados hacia los lados. Su figura no solo impone respeto, sino que también representa la fuerza bruta al servicio del equilibrio humano y natural.

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