Ninha-Thi: quien teje las formas y las mentes

En las antiguas tradiciones de los pueblos de Entrerríos, mucho antes de que el territorio fuera conocido como el Principado de Úvendor, se hablaba de una deidad dual: Ninha-Thi.

Su nombre unía dos fuerzas primordiales: Ninha, el Sol, símbolo del fuego, la creación y la energía vital; y Thi, la Luna, guardiana de los ciclos, los sueños y las transformaciones.

Es una deidad hermafrodita, representación perfecta del equilibrio entre lo masculino y lo femenino, entre la luz que da vida y la sombra que la renueva. Los antiguos la reconocían como la tejedora de las formas y las mentes.

Tenía el poder de la alteridad y podía transformarse en el otro, y aprender de él siendo más fuerte con cada integración que hacía, pues adquiría habilidades para tejer y destejer la mente de los demás.

Comenzó a transformar las realidades, haciendo que los otros dioses perdieran el confort en el que habían estado viviendo, tanto que no se habían dado cuenta del peligro que Ninha-Thi estaba representando para ellos. Por eso decidieron dividirle en dos partes, y para ello los otros dioses usaron elementos de la naturaleza misma. Agua, tierra, piedra y vida vegetal; y con un conjuro antiguo separaron las dos esencias diluyéndolas en el agua, y así desterrarle de la existencia.

 Sin embargo, las aguas recuerdan.

Durante los sucesos acontecidos durante la llamada “Fiebre de las Reliquias, narrados ampliamente en Las Crónicas de Úvendor, se da cuenta de las artimañas que se tejieron en silencio, para el retorno de la deidad al mundo de los encarnados.

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